Con la llegada del calor y el buen tiempo reaparecen los insectos, moscas, mosquitos, pulgas, garrapatas...
Hoy ponemos énfasis en la importancia de proteger a nuestros animales frente a ellos, no solo por conservar una buena higiene y porque pueden ser muy molestos, sino que además pueden ser agentes transmisores de enfermedades y/u otros parásitos sanguíneos. Por este motivo es más importante que nunca el uso de antiparasitarios externos, las pipetas o los collares antiparasitarios como métodos de prevención básicos.
Hay que destacar que ningún parásito es mal menor. Las pulgas, aunque más habituales que otros, son parásitos muy molestos para el animal, que se propagan muy rápidamente y que, además, pueden llegar a hacer nidos en nuestro propio hogar (siempre en superficies de tela como alfombras, mantas, sofás, camas de perro, etc.). Si esto sucede, la situación obliga a limpiar y fumigar la estancia de forma intensiva. Las picaduras de la pulga pueden también ocasionar alergia en según qué animales e incluso alopecia por rascado.
Las garrapatas no son tampoco parásitos de buen gusto. Según el sexo y tipo pueden tener distintos tamaños, pero lo más importante es que son huéspedes sanguíneos que pueden transmitir enfermedades tan considerables como la Piroplasmosis o también llamada Babesiosis, o la Ehrlichiosis.
Las pipetas y los collares antiparasitarios ayudan a prevenir que el insecto moleste o pique al animal. Son específicos para cada especie y peso y tiene distintas aplicaciones.
En esta época del año empiezan también las campañas de vacunación contra parásitos internos causados por vectores de transmisión como por ejemplo la Dirofilaria o gusano del corazón y la Leishmania, ambas transmitidas a nuestros animales a través de la picadura de mosquito, que actúa como hospedador intermedio y agente transmisor, como ocurre también con las garrapatas. Las enfermedades causadas por estos parásitos, la Filariosis y Leishmaniosis, son dos enfermedades a tener en cuenta pues, si no se diagnostican y tratan a tiempo, pueden llegar a comprometer seriamente la salud y vida del animal.
Vacunar a nuestras mascotas reducirá los síntomas de estos parásitos en el organismo y ayudará a tener una mejor recuperación pero, en el caso de la Leishmaniosis por ejemplo, no contribuirá en la cura de la misma, ya que el parásito sanguíneo permanece latente en el perro durante el resto de su vida, teniendo que someterse a revisiones anuales para controlar su estabilización.
Por todo ello, no solo es importante seguir desparasitando a nuestros animales internamente cada tres meses para evitar parásitos intestinales, como ya estamos acostumbrados a hacer, sino que también debemos tener muy en cuenta los parásitos externos y todo lo que estos conllevan, para proteger a nuestros amigos de cuatro patas.
En el próximo post hablaremos de la importancia de la vacunación en relación a las enfermedades que hemos comentado y otras muchas que forman parte de la primovacunación y vacunación periódica de las mascotas.